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Resbalones en el hielo: esto le pasa a tu espalda cuando te caes

En la televisión estos días todos los telediarios con lo mismo, está nevando y mucho en toda España, y no solo en España: en Moscú han batido récords de nieve, ¡y hasta ha nevado en el Sahara! La nieve, qué duda cabe, es muy bonita y muy divertida, pero bajo el manto blanco que se forma con las nevadas, muchas veces se agazapa un peligro que quienes viven en zonas frías conocen bien: el hielo.
¿Por qué es tan peligroso el hielo? En primer lugar, porque muchas veces es casi invisible: una resbaladiza capa de hielo puede encontrarse por debajo de un poco de nieve y solo sabrás de su existencia cuando ya estés patinando sin control; además, el hielo, como bien sabemos, es transparente, y si la capa es muy fina, o no la verás o quizás a simple vista te parecerá agua líquida y al posar el pie sobre ella, tu pierna se deslizará -y tú detrás de ella- hasta que des con tus huesos en el suelo. Las caídas por hielo son tan típicas que son incluso un género de vídeos cómicos en Youtube, pero ojo, porque en los vídeos graciosos de unos pocos segundos no se muestran las consecuencias de estas caídas, pero las tienen, y son muy dolorosas.
¿Cómo suelen ser las caídas en el hielo? De todo tipo: al empezar a resbalar, nuestro instinto es mantener el equilibrio y la verticalidad a toda costa, por lo que empezamos a flexionar el torso hacia adelante y hacia atrás, a mover los brazos en todas direcciones para equilibrarnos, nos encorvamos, estiramos una pierna, encogemos la otra… En definitiva, sometemos al cuerpo a una serie de esfuerzos que ya de por sí pueden generarnos dolor aunque no caigamos, pero si caemos, una de las formas más típicas de hacerlo será de culo. Seguro que sabes bien a qué caída nos referimos: el hielo hace que nuestros pies resbalen hacia adelante y caemos sentados y con los brazos estirados hacia atrás para evitar que la cabeza golpee contra el suelo.
¿Qué consecuencias tiene esta caída tan común? Varias. Una de ellas es que al impactar contra el suelo nos hagamos daño en el cóccix, un daño que puede agravarse si nos lo fracturamos, o si se dobla hacia dentro. Otra consecuencia es que la caída afecte al funcionamiento de la articulación sacro-ilíaca y a su movimiento giroscópico, lo cual puede provocar dolores similares a los de la ciática, aunque la lesión no tenga nada que ver con el nervio ciático. El reflejo de sacar los brazos hacia atrás puede tener una desagradable consecuencia en forma de fractura de los escafoides, o en otros huesos, sobre todo, si sufrimos el desgaste de la osteoporosis, que afecta en mayor medida a mujeres mayores y a quienes han padecido trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia.
¿Cómo puedes evitar caerte por culpa del hielo? Aunque la respuesta parezca obvia, “con mucho cuidado”, este cuidado se puede concretar en algunas pautas. Por ejemplo:
Si tienes que caminar sobre la nieve, utiliza un buen calzado, como botas de montaña, y da pasos cortos. En caso de resbalar, la caída será menos aparatosa. En muchos pueblos recubren el calzado también con calcetines o medias de montaña.
Evita las pendientes, las recorras hacia arriba o hacia abajo. Parece lógico, ¿a que sí? Sin embargo, a veces tenemos prisa y pensamos aquello de: “va, seguro que no pasa nada”. Pero pasa, y acabamos cayendo y pensando que por qué lo habremos hecho, cuando sabíamos que era peligroso.
Cuidado con las escaleras. El hielo puede convertirlas en una rampa llena de aristas redondeadas pero igualmente peligrosas. La caída de culo se multiplicará por el número total de escalones, el daño potencial para tu columna, también.
Antes de subir escalones, asegúrate de que no se te ha incrustado nieve o hielo en la suela: esto elimina las irregularidades que permiten que el calzado se agarre al suelo, convirtiéndolo en un patín.
Ten cerca siempre un agarre. No te preocupes por la imagen que proyectes, lo verdaderamente importante es no caerse. Apóyate en las paredes o en barandillas.
No salgas si no es imprescindible. Valora con prudencia el motivo que te va a llevar a caminar sobre el hielo. ¿Merece realmente la pena arriesgarse a caer por ello?
Cuidado con el hielo si vas a practicar algún deporte en la nieve como el esquí o el snowboard: infórmate del estado de las pistas, el hielo también es traicionero en este contexto, donde además vas mucho más rápido.
Este daño para la espalda es indirecto, pero también hay que tenerlo en cuenta: si vas a retirar hielo -o nieve- con una pala, vigila la postura, o también te harás daño.
Y por último, si vas a conducir con riesgo de hielo, lleva siempre las cadenas y ve con muchísimo cuidado. Pese lo que pese un vehículo, sobre hielo es como si en lugar de ruedas llevase patines.
Si ya has sufrido la caída y sientes dolor, no lo dudes ni un instante, ¡ponte en manos de especialistas!

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